Juancho Rois y Diomedes Díaz.
Juancho Rois y Diomedes Díaz.
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Fanáticos recuerdan al acordeonero Juancho Rois y el secreto de sus notas, tras 23 años de su muerte

El inolvidable compañero del Cacique Diómedes Díaz.

Las historias del vallenato tienen la magia de interpretarse de manera natural que pasados los años no pierden su encanto, sino que aparecen vestidas con las mismas notas y el sentimiento envuelto en el alma del folclor.

De esta manera una vez Diomedes Díaz Maestre le pidió un favor a Juan Humberto Rois Zúñiga, y era que le llevara a una razón a la joven venezolana de nombre Edis, a quien le iba a entregar en corto tiempo su corazón.

Aquel favor lo pidió Diomedes a Juancho cuando corría el año 1990, y hasta lo hizo público en medio del jeroglífico de la canción ‘Las notas de Juancho’ y lo adornó exaltando a su amigo.

De lejos muy lejo’ un acordeón

de notas muy lindas yo escuchaba

y por esa nota acentuada

yo dije enseguida es Juancho Rois.

Efectivamente ‘El Cacique de La Junta’, acertó y por el sonido del acordeón encontró a su amigo y compadre. Se armó la gran parranda donde se abrieron las puertas para exaltar la calidad interpretativa de Juancho Rois.

Por qué no me toca ese acordeón

así como lo escuché ese día,

con esa bonita melodía

que hace sonreír a mi folclor.

La mujer de la razón

Han pasado 27 años de aquella parranda donde Diomedes le solicitó a Juancho llevarle una razón de entrega inmediata a Edis, utilizando la vía de Adriana, un amor que el acordeonero tenía en Barranquilla.

Compadre hágame un favor

yo sé que se va mañana

hágalo por vía de Adriana

y me lleva esta razón,

me le dice a Edis que en estos días

le voy a entregar el corazón.

Soberana misión tuvo Juancho Rois para llevar ese recado amoroso que tenía las palabras precisas y el sentimiento a toda vela. Lo cumplió y al poco tiempo Diomedes pudo en vivo y en directo llevar a la realidad la mencionada promesa que conllevó darle rienda sueltas a los deseos del cuerpo, y el compromiso de regresar cuando la vía estuviera despejada.

Adriana y Edis, dieron motivos para que Juancho y Diomedes mantuviesen una relación de compinches donde la inspiración de ambos dio frutos de hermosas melodías que envolvían un romance de dos grandes amigos con dos esbeltas mujeres.

Ellas, grandes amigas, motivaron a Diomedes a inspirarse en una canción para enviarle mensaje a su enamorada y aprovechaba el amor que Juancho le profesaba a Adriana para lograr sus objetivos.

El epicentro de esta historia de amor de Diomedes y Juancho fue Barranquilla, donde cada vez que se presentaban en distintos escenarios las miradas de los dos brillaban y aparecía la alegría porque sabían que estaban cerca esos dos amores que les daban un plus especial.

Edis y Adriana, así sin apellidos, hicieron parte durante mucho tiempo de los recreos del corazón de ‘El Cacique de La Junta’ y ‘El Fuete’.

Me le dice por favor

que me encuentro confundido

y un poco de su cariño

pa’ mí es una bendición

que con mucho gusto y complacido

le voy a entregar el corazón.

Esta canción nació entre tunas y cardones y en medio de los recuerdos de un amor de esos donde el corazón palpitaba acelerado cuando la melodía llamaba a Diomedes a cantar.

El regalo de la virgen

En la misma región de Carrizal, finca ‘Los brasilitos’, se encuentra la Virgen del Carmen que Juancho Rois le regaló a Diomedes Díaz, obsequio que hizo público en la canción ‘Un canto celestial’.

Me regaló Juancho Rois la virgen,

me regalo la Virgen del Carmen,

y ahora, la tengo en Carrizal

la tierra, donde yo nací…

En un rincón de la cómoda estancia está la Virgen del Carmen rodeada de flores, velas, afiches, una Biblia y tiene tapada la corona con un sombrero vueltiao, que el propio Diomedes le puso el día que la llevó.

En esa finca, Ana González, cuida la imagen y dice que ese es el mayor tesoro que dejó Diomedes, su amada Virgen del Carmen.

Esa comunión de los dos amigos y compadres llegó hasta el 21 de noviembre de 1994, cuando Juancho Rois murió en un accidente de aviación en El Tigre, Venezuela, al lado del bajista Rangel ‘El maño’ Torres y el técnico de acordeones Eudes Granados.

De la unión en distintos tiempos de Diomedes y Juancho, quedaron en la pasta sonora ocho producciones musicales para un total de 89 canciones, más 15 en Fiesta Vallenata. También se añade a la historia el álbum más vendido: ‘Titulo de amor’, año 1993, que les mereció Cuádruple Disco de Platino.

A Diomedes lo criticaron porque no fue al sepelio de Juancho, pero el acudiendo a su sabiduría natural expuso una razón de peso y confesó que no estuvo porque quiso hacerse a la idea que estaba viajando lejos. “Está, con Dios allá en el cielo, sentado con el padre a su diestra, en cambio, en el cementerio, me mata la tristeza”.

Dos grandes amigas

Edis y Adriana, siguen siendo grandes amigas y cada una definió su futuro sentimental, pero en sus almas están viviendo sin pagar arriendo el cantante y el acordeonero, esos mismos que osadamente las encerraron durante varios minutos en una canción para en el propio pentagrama auscultar las locuras del amor. Ese amor que como la luna tiene distintas fases que influyen en el efecto oculto del sentimiento.

En aquel tiempo volaron lo más alto las ilusiones, la canción se impuso y cuatro seres pudieron en secreto darse algunas licencias que quedaron registradas en ese libro donde las letras no han podido borrarse porque tienen el poder de los más hermosos cantos vallenatos.

La historia de la canción no tuvo un final feliz porque tanto Juancho como Diomedes, regresaron al redil del amor sincero y aquello quedó en el baúl de las aventuras.

El tiempo ha pasado, pero para Edis y Adriana el recuerdo no ha envejecido. Se volvieron a encontrar hace dos años y decidieron visitar en Valledupar y San Juan del Cesar, las tumbas de los artistas para llevarles flores y en silencio darles las gracias. Unas gracias porque el canto de Diomedes y las notas de Juancho les alegraron el corazón infinidad de veces.

Por Juan Rincón Vanegas

@juanrinconv

 

 

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